La biblioteca del Instituto Virgen de la Calle en Palencia trabaja por fomentar la lectura entre sus alumnos, que aprendan a descubrir aventuras en las páginas y a soñar con los protagonistas de las mismas. Por este motivo, la novela La lluvia de Camille forma ya parte del arsenal de libros que duermen en sus estanterías. Y también por este motivo realizan actividades con distintos escritores y temáticas.
Presentación de La lluvia de Camille y Siria, armas, amor
Con el objetivo de aunar literatura y mujer, realizaron un acto con dos escritoras palentinas, después del 8M. Todos los alumnos de Primero de Bachillerato acudieron a la conferencia o, mejor dicho, al encuentro literario entre creadoras, que mantuvieron una charla distendida con el profesor Javier de la Cruz como moderador.
Esther Bengoechea presentó la preciosa y triste historia de la escultora francesa Camille Claudel, mientras que Elena Gutiérrez compartió con los estudiantes su obra Siria, armas, amor. Ambas escritoras compartieron sus experiencias a la hora de crear sus obras.
Para Esther Bengoechea, novata en estos lares, lograr escribir la novela y terminarla ya ha sido todo un triunfo. Periodista y madre de tres niños pequeños, no tiene hábitos adquiridos a la hora de escribir, simplemente necesita tener su portátil a mano y robar un rato para ella y sus páginas. Por el contrario, Elena Gutiérrez reconoció que ha de estar sola en casa, con música y escribir en un blog con las páginas de colores.
La biografía novelada de Camille Claudel está gustando por muchos motivos, pero uno de ellos es por su estructura, con capítulos cortos y simétricos, algo que agiliza la lectura ya de por sí sencilla y que encandila a todo aquel se enfrenta a ella. Bengoechea reconoció que estaba sorprendida del éxito que estaba cosechando y que no se esperaba que su ópera prima ganase un concurso nacional de novela histórica, en el que participaron más de 80 obras.
Desde el público le preguntaron que qué era lo que más le había costado en su primera aventura como escritora de novelas. “Tener paciencia”, fue la respuesta que sorprendió a todos. Acostumbrada a la inmediatez y la noticia, a seguir un tema y que aparezca en el periódico al día siguiente, lo que más le costó fue tener paciencia para ir escribiendo con calma, corrigiendo y releyendo –siempre que fue necesario- la bella y triste historia de Camille. “Tardé seis meses en escribir La lluvia de Camille y reconozco que se me hizo largo, sobre todo al final”, afirmó.
No quiso terminar sin explicar cómo se documentó para ponerse posteriormente en la piel de la escultora francesa. Biografías, documentos de su vida y películas sobre Camille y Rodin, aunque fue clave la lectura de su correspondencia, ya fuera con su hermano Paul, con su madre o con Rodin. En sus cartas plasma sus sentimientos, sus miedos y su propio dolor. Por su parte, Elena Gutiérrez tuvo que retroceder hasta la historia de los bizantinos para encajar a sus protagonistas en Siria.
Tanto Siria, armas, amor como La lluvia de Camille ya descansan en las estanterías de la biblioteca del Virgen de la Calle, esperando que alguien abra sus páginas y se sumerja en su historia.