Esther Bengoechea

Trayectoria

Esther Bengoechea Gutiérrez (Palencia, 1980) es licenciada en Filología Inglesa y en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, ambas por la Universidad de Valladolid.

Después de hacer durante un año el doctorado en Tradición e Innovación en la Literatura Española del siglo XX, realizó un Máster en Periodismo en la Universidad de Barcelona con la Columbia Journalism School de New York, donde estuvo ocho meses en la sección de Deportes de La Vanguardia.

Trabaja desde 2008 en el periódico El Norte de Castilla. Comenzó en Valladolid, dentro del área de Internet, y desde 2013 escribe en la sección de Deportes en su ciudad, Palencia. 

En 2018 ganó el Premio de Periodismo «Mariano del Mazo», con un reportaje sobre el aniversario de un accidente donde fallecieron tres montañeros en el Curavacas. Es la eterna estudiante de Historia del Arte por la UNED. Se encuentra cursando entre segundo y tercero del grado, que ha apartado, algo más que momentáneamente, para cuidar de sus tres pequeños.

¿Cómo di forma a la lluvia de camille?

Camille Claudel esculpiendo en 1903

Después de leer muchas biografías sobre Camille Claudel y parte de su correspondencia con su hermano Paul, con su madre y hasta con Rodin (antes de ser ingresada en el sanatorio mental), escribí dos relatos cortos para narrar, desde mi punto de vista, cómo fue su vida, su lucha y su dolor. Ahí me di cuenta que cuatro páginas o diez no eran suficientes, ni de lejos, y es cuando me embarqué en esta preciosa aventura, la de dar voz a Camille Claudel, voz y sentimiento. 

Lo primero que hice fue pensar, meditar y requetemeditar la organización de la novela. Cuando ese esquema pasó de mi cabeza a mi cuaderno, me lié la manta a la cabeza y comencé. Algunos días era optismista y otros solo quería tirar el portátil por la ventana. Fui a pasitos, a capítulos, completando su vida. Tuve que hacer un par de descansos, alejarme de la novela unos días para volver a ella con la mirada limpia y con más perspectiva. Pero, al final, la terminé. Escribir la última página de la novela fue un logro. Más allá de que fuese buena o mala, más allá de que gustase o no. Lo había conseguido y eso ya era algo grande.

Ella (Camille) no se percata, pero varios caballeros la miran al pasar. Él (Rodin) sigue fijo en ella y ella en él. Tiene los ojos más maravillosos que jamás ha conocido. Ojalá pudiera parar el mundo y detenerse para siempre en ese momento, en ese preciso instante en el que ella le admira y él la adora"
- La Lluvia de Camille, pág. 70
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